Los antiguos exploradores

Cuentan los mas viejos del lugar que en sus primeras incursiones en el monte estaba todo por hacer. Cada vez que veían un nuevo sendero, por más cerrado que estuviera, sentían la necesidad de explorarlo, de ver hasta donde llegaba. Era la época de las zapatas, el algodón y los rastrales; los brazos absorbían las irregularidades del terreno y hasta había tiempo de tomar un aperitivo al final de la ruta. Y asi domingo a domingo y fiestas de guardar, retrocediendo una y mil veces para buscar la salida, se fue tejiendo una intrincada red de caminos,patrimonio y orgullo de la oficina.
Y hoy los viejos rockeros se negaron a seguir la rutina, probaron, desistieron e insistieron, se depilaron con tojos...Y los que ya empezamos a andar sobre seguro y a disfrutar de kilómetros sin fin con la vista puesta en la rueda del que nos precede, comprendimos que asi se forjan las leyendas y todavía queda mucho por descubrir.
La ruta