El reloj del maestro

El reloj del maestro tiene un funcionamiento curioso. Por la mañana, cada segundo es un segundo, se deja ver y no da la lata. Esto es así hasta aproximadamente las doce y media; a partir de esta hora se vuelve juguetón: el escondite y ahora voy "patrás" son sus entretenimientos favoritos. Coincide este tejemaneje del dichoso artilugio con la sordera selectiva de su dueño (Maestro ¡Que es la una y cuarto!. Maestro ¡Que tenemos que volver!...y....nada....la callada por respuesta).
De pronto, lo que hasta ese momento era un juego, de pronto se torna en fenómeno sobrenatural. Esto suele ocurrir cuando ya es demasiado tarde, algunos ya han desertado, y el resto de los discípulos ¡Ay, pobriños! saben que una vez más llegaremos a la hora "prevista". "Que no, ya veréis, a las dos todo lo más tardar estamos en Lugo", repite como un autómata, con la mirada perdida, ya poseido por el poder del reloj. De su maligna maquinaria salen unas manos que le agarran por los "güevos"y le susurran al oido: dáles un poco más, que no han tenido suficiente.....uuuhhhhh. El maestro busca una vez más el famoso atajo del que todos hemos oido hablar y ninguno (ni el Maestro) sabe donde está. El resto de la historia es de sobra conocido.
El próximo Domingo comenzamos una suscripción popular para regalarle un nuevo reloj al maestro.